miércoles, 27 de febrero de 2008

HISTORIA DE MÉXICO


1.1.2. Utilidad de la historia
Antes de comenzar este tema y darte nuestra propia versión de la utilidad de la
historia, te pedimos que respondas estas interrogantes:
¿Para qué te sirve la historia?
¿Crees que la historia pueda ser más que una retahíla de hechos o eventos que
nos permitan recrear amenamente el pasado y sirva para algo más que distraer
o informar?
Ahora sí pasemos al sendero por el cual te queremos conducir, siempre y cuando
nos lo permitas. De entrada, queremos decirte que consideramos a la historia
como un arma muy importante de la que todo ser humano puede y debe
aprender. Sí, seguro piensas que es porque quien escribe esto es historiador o
historiadora, que le encanta tener metida la cara en muchos libros y trae unos
lentes de fondo de botella, huele a humedad y encierro y, al caminar, en vez de
huellas deja marcado en el piso fechas y personajes. Te exagero esto para que
no creas que tu profesor de historia es un amargado y antigüito ser humano, y
por que, efectivamente, aunque no nos ves, tienes razón en algo, amamos la
historia,y queremos que tú puedas llegar a hacerlo. De ahí que te propongamos
su utilidad. Pensando en ti, encontramos en el texto de Collingwood una buena
forma de hacértelo saber. ¿Nos acompañas?
En Idea de la Historia3 , texto clásico para todo historiador -como ahora lo estás
siendo tú-, Collingwood presenta un breve apartado intitulado “¿Para qué sirve
la historia?” El autor señala que esta pregunta es mucho más difícil de responder
que dar una defi nición de historia, hablar de su objeto de estudio o de su
método. A pesar de la difi cultad, considera que a su respuesta no se opondrá
ningún historiador, y, por nuestra parte, tampoco lo haremos, pero sí te daremos
a conocer qué dijo, justo para entrar a este tema de la utilidad de la historia.
Collingwood piensa que la historia es útil para el auto-conocimiento humano.
Y dice: Collingwood. Op. Cit., p. 19 y 20.
"Generalmente se considera importante que el hombre se conozca a sí mismo,
entendiendo por ese conocerse a sí mismo, no puramente conocimiento de
las peculiaridades personales, es decir, de aquello que lo diferencia de otros
hombres, sino conocimiento de su naturaleza en cuanto hombre. Conocerse a
sí mismo signifi ca conocer, primero, qué es ser hombre; segundo, qué es ser el
tipo de hombre que se es, y tercero, qué es ser el hombre que uno es y no otro.
Conocerse a sí mismo signifi ca conocer lo que se puede hacer, y puesto que
nadie sabe lo que puede hacer hasta que lo intenta, la única pista para saber lo
que puede hacer el hombre es averiguar lo que ha hecho. El valor de la historia,
por consiguiente, consiste en que nos enseña"

Ahora que leíste a Collingwood, explica y describe, ¿qué quiere decirnos el
autor con su idea del auto-conocimiento?
En sesión grupal y con tu asesor como coordinador, expongan en lluvia de ideas
sus interpretaciones de Collingwood y lleguen a conclusiones grupales.
A continuación te presentamos la visión del historiador mexicano Luis González
y González. Él fue un historiador michoacano, promotor de la “microhistoria”
(algunos la han llamado historia regional) y gustaba de escribir con un lenguaje
sencillo para compartir con toda persona un discurso histórico que puede volverse
de difícil acceso cuando se escribe pensando en historiadores o académicos.
Fundó un centro de formación en Historia; el Colegio de Michoacán y es
muy conocido por sus libros Pueblo en Vilo 4 e Historia ¿para qué? 5, en los
que narra lo siguiente:
“Cuando iniciaba la carrera de historia en El Colegio de México parientes y
amigos me preguntaban ¿para qué sirve lo que estudias? Como yo no sabía
contestar para qué servía una de las profesiones más viejas y hermosas del
mundo, pues la había escogido por mera afi ción al cuento o discurso histórico,
sondeaba a mis más ilustres profesores sobre la utilidad de estudiar “lo
que fue” para la vida comunitaria hoy. […]
Vino enseguida la lectura de tratados sobre el conocimiento histórico y el
encuentro con las proposiciones siguientes: “La historia es maestra de la
vida” (Cicerón). “El saber histórico prepara para el gobierno de los estados”
(Polibio). “Las historias nos muestran cómo los hombres viciosos acaban mal
y a los buenos les va bien” (Eneas Silvio). “Los historiadores refi eren con
detalle ciertos acontecimientos para que la posteridad pueda aprovecharlos
como ejemplos en idénticas circunstancias” (Maquiavelo). ‘Desde los
primeros tiempos se le ha visto una utilidad al saber del pasado: la de predecir
e incluso manipular el futuro” (Lewis). “Escribir historia es un modo
de deshacerse del pasado” (Goethe). “Si los hombres conocen la historia, la
historia no se repetirá” (Brunschvigg). “Quienes no recuerdan su pasado están
condenados a repetirlo” (Ortega). “La recordación de algunos acaeceres
históricos puede ser fermento revolucionario” (Chesneaux). “El estudio de la
historia permitirá al ciudadano sensato deducir el probable desarrollo social
en el futuro próximo” (Childe).

Formas de hacer historia

En relación con los usos que de la historia se hace, Luis González y González6
nos proporciona varios “tipos de historia”, según la utilidad que se le vaya a dar,
así tenemos:
a) Historia anticuaria. Esta
modalidad de historia tiende
más a ser una narración
de tipo literaria. Es elaborada
normalmente por los
“cronistas de las ciudades”
6 González y González Luis, “De la múltiple utilización de la historia”, en Carlos Pereyra y otros. Historia
¿para qué? 9ª ed., México, Siglo XXI, 1987, pp. 55-74.
Actividades:
• Considera que eres ese historiador cronista, por lo que te proponemos elabores
un ejemplo de este tipo de historia.
b) Historia crítica. Con este tipo de historia se descubren los intereses particulares
de grupos o clases -su origen humano- en toda actividad que se efectúe,
contrarrestando tendencias que ofrecen explicaciones “divinas” o “naturales”
encubridoras de la realidad. Este tipo de conocimiento intenta romper formas
de dominio de un grupo sobre otro y se relaciona muy profundamente con el
proceso científi co de investigación, aunque puede caer en usos ideológicos y de
manipulación por quienes la difunden.
Actividades:
• Ahora te has convertido en este tipo de historiador.
En equipo desarrolla un ejemplo de
historia crítica.

• Ahora te has convertido en este tipo de historiador. En equipo desarrolla un
ejemplo de historia crítica.
c) Historia de bronce. Este tipo de historia divide en buenos y
malos a los actores sociales que toman parte en hechos signifi -
cativos. Con inusitada frecuencia en un extremo aparecerán los
héroes sin mencionar sus errores y en el otro se ubicarán los
traidores, los vende-patrias, sin que se les reconozca cualidad
alguna. Esta historia es la preferida por las instituciones gubernamentales,
pues confi gura a “grandes hombres” como personajes
con quienes no es fácil identifi carse debido a su presentación
como seres casi únicos, extraordinarios.
Actividades:
• Sin darse cuenta, ahora son historiadores-jueces, escriban un ejemplo de historia
de bronce (bueno y malo).
d) Historia científi ca o cuantitativa. Esta
forma de historia se relaciona muy estrechamente
con la economía y la estadística, pues
su información básicamente se sustenta en
listados que ofrecen datos numéricos (precios,
salarios, producción, índices demográfi
cos, etc.), para explicar las motivaciones
que el hombre ha experimentado y que lo
orillan a transformaciones en su hacer. La
crítica más fuerte que ha recibido esta vertiente
de trabajo radica en el peso tan desmesurado
conferido a las cifras, dejando de lado variables tan importantes como
los sistemas religiosos predominantes entre la población, el tipo de gobierno
bajo el cual se vive, alguna coyuntura política, etc.
Actividades:
• En parejas busquen en las bibliotecas de la localidad o Internet una historia
que parta de una realidad cuantitativa.

como conocimiento
Vamos a tratar de plantear los aspectos del conocimiento
y del acontecimiento con la siguiente analogía: Imaginemos
a un diseñador de ropa. En su taller cuenta con
una gran cantidad de telas, pero de ellas selecciona cuál
le va mejor a la prenda que desea producir. No usará lana para hacer una blusa
o una gabardina ¿verdad? Tiene una gran ventaja -como todos los que confeccionan
ropa- conoce muy bien las telas y sus posibles usos, por lo que es muy
cuidadoso. Pues bien, el historiador es como ese diseñador. Su taller de trabajo
se llama HISTORIOGRAFÍA y la tela que corta es la enorme cantidad de realidad
histórica, misma que le arroja hechos o acontecimientos (vivencias humanas)
que selecciona con criterios científi cos para reconstruir, describir y analizar
el pasado humano. ¿Nos vas entendiendo?
Tú, yo, nosotros, los vecinos y el resto de los seres que viven,
somos quienes hacemos la historia, el acontecer o lo que sucede.
Este suceder es la materia prima del historiador (el equivalente
de la tela para el sastre). Las prendas que de ella obtenga
están en relación con la corriente teórica que utiliza (antes te
comentamos sobre tres). A la historia que el científi co social
o historiador ve y que constituye su materia de trabajo se le
denomina historia como realidad o acontecimiento; en tanto
que al defi nir su objeto, método y teoría, recibe el nombre de
historia como conocimiento.
Actividades:
• Completa el siguiente esquema con las palabras que le correspondan a cada
espacio.
CONOCIMIENTO - ACONTECIMIENTO
LA HISTORIOGRAFÍA - EL PASADO HUMANO
HISTORIA
Es la investigación llevada a cabo
por los historiadores; culmina,
generalmente, en obras de tipo
histórico.
Son los hechos históricos sobre
el hombre, cuyo carácter es que
son únicos e irrepetibles.
Esto es visto desde:____________
___________________________
Constituye: __________________
____________________________

La escritura y reescritura de la historia
¿Alguna vez te has preguntado cómo se construye
la historia? ¿Es una narración de eventos elegidos de
forma arbitraria? ¿El conocimiento histórico es un
verdadero análisis del actuar de los hombres? Cuando
un historiador tiene frente a sí un objeto por estudiar,
no siempre le resulta fácil reconstruirlo. Muchas
veces, la escritura de la historia depende de las
preguntas que se haga el científi co social -generalmente desde su presente- y de
las fuentes con que cuente. A partir de éstas, del tratamiento metodológico y
de la teoría que utilice, el historiador escribe la historia tratando de ir más allá
de la simple acumulación de datos y eventos, haciendo análisis de los eventos,
sujetos históricos, causas y efectos de la práctica humana.
Para nuestra fortuna, además del avance de técnicas o metodologías, se puede
volver a abordar un mismo objeto de estudio con nuevos aportes y reescribir
la historia. ¿Qué es esto de reescribir la historia? El científi co social vive en una
determinada época y circunstancia desde donde observa la realidad y, obviamente,
la interpreta. A pesar de que se pueden preservar rasgos de una sociedad,
hay otros que van cambiando. Lo mismo sucede con la visión o forma de
ver la vida y el mundo. Existen temas y espacios temporales que ya habían sido
estudiados, pero conforme se avanza en la cotidianidad, en logros científi cos y
metodológicos, se tienen también nuevas visiones sobre lo que se dijo o escribió.
Veamos esto con un ejemplo:
Cuando se dio la Revolución Mexicana hubo desde historiadores hasta personajes
que habiendo participado 7 u observado 8 el fenómeno en su momento, escribieron
memorias, diarios y apologías que a menudo son muy partidarias; en
estos trabajos históricos, ellos forjaron una imagen de la Revolución que tendía
a verla como un movimiento popular, agrario, campesino y nacionalista, con el
que se sentían comprometidos. Esto es, para que te quede claro, la escritura de
la historia o del evento histórico.
Entre mediados y fi nes de los 70’ se publicaron trabajos monográfi cos, libros,
tesis y artículos donde lo local, la historia oral, la búsqueda en archivos, la revisión
de los primeros trabajos, nuevas metodologías cuantitativas y una postura
crítica frente a la visión ofi cial de la Revolución, originaron múltiples interpre-
7Entre estos, se considera a: Gavira Gabriel, General de brigada Gabriel Gavira: su actuación político-militar
revolucionario., México, Talleres Gráfi cos de A. del Bosque, 1933; Silva Herzog, Jesús. Breve historia de la
Revolución Mexicana.México, Fondo de Cultura Económica, 1960; Molina Enríquez, Andrés. Los grandes
Problemas nacionales. México, A. Carranza, 1909; Bulnes, Francisco. El verdadero Díaz y la Revolución
Mexicana. México, Editora Nacional, 1967; entre otros.
8Entre los observadores encontramos a: Tannenbaum, Frank. The Mexican Agrarian Revolution. Nueva York,
The Mac-Millan Company, 1929; Gruening, Ernest. Mexico its Heritage. Londres, Stanley & Co., 1928; entre
otros.
9Knight, Alan. Interpretaciones recientes de la Revolución Mexicana. Ponencia presentada en el Simposio
de Historiografía Mexicana en Oaxtepec, Morelos, 1988, pp. 23-44.
26

taciones de este fenómeno. Por lo que la Revolución ha dejado de escribirse
como un movimiento campesino y agrario para verle la multitud de crisoles que
en ella hay: campesinos, elites, obreros, políticos, relaciones extranjeras, entre
otros. Alan Knight 9 ha nombrado estos últimos trabajos como revisionismo,
nosotros, lo referimos como “reescribir la historia”
Actividades:
• En equipos de 4 ó 5 integrantes, elijan el tema histórico que más llame su atención,
ya sea de la historia nacional o de su localidad. Con ayuda de su asesor(a),
vayan a algún archivo o biblioteca y reescriban el acontecimiento.
Fuentes de la historia
Actividades:
• Antes de comenzar este tema, te pedimos que lleves a
tu aula un rompecabezas. Ármalo, pero no utilices dos o
tres piezas. Luego, comenten en grupo si se puede tener
una idea clara de la fi gura, aún sin la totalidad de las piezas.
¿Armaron el rompecabezas? ¿Qué pasaría si estuvieras
a punto de completarlo y te faltan piezas? ¿Imaginarías
o inventarías la fi gura? ¿Cómo resolverlo? Todo historiador,
para poder armar el pasado, requiere -así como tú
de varias piezas en tu rompecabezas- de fuentes. Pero,
¿qué es una fuente histórica? Por fuente histórica entenderemos
todos aquellos indicios dejados por el hombre en diferentes tiempos y
que el historiador va rastreando en archivos, bibliotecas, hemerotecas, museos,
videotecas, archivos de la palabra y zonas arqueológicas, para posteriormente
rearmar del acontecimiento, conocimiento histórico.
Tradicionalmente, se creía que el historiador para producir conocimiento histórico
sólo se valía de fuentes escritas. Hoy en día, sabemos que no sólo lo
escrito puede permitirle su actividad científi ca, sino que
hay tantas fuentes como producción humana. Aunque,
claro, la historia, a diferencia de otras ciencias, no tiene
la posibilidad de trabajar directamente con su objeto de
estudio, salvo en el caso del historiador que tenga como
temporalidad de estudio el presente.
No obstante, ¿todo lo que deja o hace el hombre es absolutamente
válido y cierto para ser considerado fuente de
inmediato? Es necesario aclararte que la fuente no es la
9Knight, Alan. Interpretaciones recientes de la Revolución Mexicana. Ponencia presentada en el Simposio de
historia o el conocimiento en sí. En ocasiones pueden
ser engañosas u ofrecer una visión no fi able de
la realidad, por ello, el investigador debe realizarle
estudios de autenticidad y de contenido. A los primeros
se les llama heurística y al análisis del contenido
o de lo que contenga entre líneas, se le denomina
hermenéutica.
Actividades:
• Realiza en binas una crítica heurística y hermenéutica
de la siguiente fuente:
• Supongamos que eres un historiador que está investigando sobre la población
indígena del siglo XIX y la forma de propiedad de la tierra que este sector
demográfi co poseía. Al llegar a un archivo de la comunidad que te interesa,
encuentras en un expediente esta fotografía que tiene la siguiente leyenda a
computadora. “Juanita Morales, indígena de esta comunidad, carga a su bebé,
en el momento que el Presidente Benito Juárez le otorga títulos de posesión de
las tierras de su ejido”. Ahora responde a las siguientes preguntas:
1.- Subraya en el texto ¿qué te puede indicar cuáles elementos son auténticos?
Encierra en un cuadro aquellos que fueron puestos con intencionalidad.
2.- Cuando encontraste el material, los ojos te brillaron de alegría. ¿Qué preguntas
le harías a la fuente y al personal del archivo para determinar su autenticidad
y valor?
3.- Si llegaras a determinar que no es auténtica, ¿la utilizarías para respaldar tus
argumentos sobre los indígenas y la forma de propiedad?
Las fuentes de las que parte un historiador, pueden ser: primarias
y secundarias, directas e indirectas, escritas, orales, materiales,
entre otras.
• Fuentes primarias. Se tratan de medios elaborados al momento
en que ocurre el acontecimiento o que se encuentran en
contacto directo con el mismo. Por lo general, son documentos
o elementos dejados como registro del acontecimiento.
Calendario Solar

• Fuentes secundarias. Son todas aquellas interpretaciones, análisis
y síntesis de los sucesos, que realizó otro investigador y que sirven
de punto de partida o apoyo durante la investigación. Generalmente
provienen de estudios de fuentes primarias.
• Fuentes directas. Son todos aquellos documentos,
crónicas o memorias elaboradas con la fi nalidad de dejar testimonio
de un acontecimiento, hecho o hazaña.
• Fuentes indirectas. Están constituidas por todos
aquellos vestigios que no tienen la intención de ofrecer ninguna
información. Constituye un objeto que puede relacionarse con
el hecho: ruinas, huesos y testimonios (cartas, leyes, informes,
mapas, entre otros).
• Fuentes escritas. Se encuentran sobre piedra,
papel, cuero, pergaminos, papiros. Su
uso supone especialización para su lectura, como puede ser
el caso de los epígrafes, papirólogos, diplomáticos, paleógrafos,
etc.
• Fuentes orales. Hasta antes de la producción escrita, la transmisión
cultural se realizaba por vía oral. Esta fuente ha llevado
a la especialización en muchos casos. Ahora existe la historia
oral, misma que pretende estudiar el pasado a partir de los testimonios
directos o indirectos. Han llegado a ser tan importantes
estos indicios que se ha llegado a decir: “se muere un anciano
y es como si se incendiara una biblioteca”.
• Fuentes materiales. Son todos aquellos documentos que se
obtienen ya sea en excavaciones arqueológicas o en archivos,
por su naturaleza también pueden ser fuentes escritas.
Herodoto, padre
de la historia
Archivo General
de Indias, España
Bartolomé de
las Casas
Escritora
Mapa europeo
del siglo XVI
Actividades:
• Coloca sobre la línea a qué tipo de fuente se refi ere.
1.- Hernán Cortés escribió al rey de España unas “Cartas de relación” acerca de
lo que veía, sus cartas se convirtieron en fuentes:
2.- Herodoto, cuando escribió las “Guerras del Peloponeso”, señaló hacerlo con
la intención de dejarlas a generaciones posteriores. Se le puede considerar una
fuente:
3.- La Estela 1 de La Mojarra es una inscripción calendárica muy importante de
la cultura olmeca. ¿Ésta es una fuente?

1.1.4. Periodos de la historia
Con el propósito de entender y comprender mejor el desarrollo de la humanidad,
el historiador decide no sólo qué aspectos del devenir humano va a reconstruir
o qué acontecimiento va a tratar, sino también debe delimitar con precisión
el inicio y fi nal temporal de su tema de investigación. Para tal caso, utiliza diversos
criterios, dependiendo del tema de investigación de cada autor.
Eduard H. Carr especifi ca que “la división de la historia en periodos no es un
hecho sino una necesaria hipótesis o herramienta mental válida en la medida
que nos ilumina, y que depende, en lo que hace a su validez misma, de la interpretación”.
10
De hecho una primera división vio cuatro momentos, considerando a las monarquías:
el imperio asirio-babilónico, el imperio medo-persa, el imperio grecomacedonio
y el imperio romano. Posteriormente, se periodizo el medioevo,
bajo un criterio religioso, tenía como base la Biblia. En el Renacimiento, se
estableció una periodización triple: la antigüedad, la edad media y los tiempos
modernos.11
Actividades:
• Investiga en diversos textos de historia y completa el siguiente cuadro sinóptico
de periodización con los elementos y características más importantes.
ÉPOCAS
Prehistoria
Protohistoria
Historia
Años Características
10

1.1.5. El sujeto histórico
¿Recuerdas que en la sección Qué voy a aprender te dijimos que todos formamos
parte de la historia? Seguro que, incluso, te pudiste haber reído. Pues
bien, aunque esto suene irreal por no habernos visto en los libros de historia
o porque parezca tan lejano y aburrido el conocimiento que aprendemos, no
estamos exentos de su devenir. Lee lo siguiente.
La realidad histórica coincide con la vida misma de la humanidad, que no tiene
sólo un pasado, sino también un presente y un futuro. Este es el misterio del
tiempo y del devenir humano: la historia humana tuvo un origen, vive en el
presente, tiene una dirección y una meta.
En la historia todos somos sujetos, pues al ser lanzados en la historia participamos
en el trabajo y en las luchas que la constituyen. El sujeto que actúa surge
del mismo proceso histórico. El sujeto de la historia no puede ser sino lo viviente
produciéndose a sí mismo, convirtiéndose en dueño y poseedor de su mundo
que es la historia.
La historia, entonces, no consiste en un árido elenco de batallas, guerras y resoluciones,
de nombres o de fechas para aprender de memoria, sino en una
refl exión sobre los grandes motivos humanos de fondo que han actuado en ella,
sobre la lenta, gradual y -a menudo- fatigosa conquista de valores sociales, culturales,
políticos, económicos, religiosos, por parte del sujeto de la historia que
es y será siempre el ser humano.
[…] Hay sujetos individuales y colectivos, pero en el proceso histórico todos
somos actores.
González Paredes Elsa. Op. Cit., p. 42.
Actividades:
• Al término de la lectura, respondan lo siguiente:
¿Quién es el sujeto histórico?
¿Los nombres de personajes son los únicos sujetos de la historia?
¿Cuáles son los dos tipos de sujetos históricos?
Escribe dos ejemplos de sujeto individual:
Escribe dos ejemplos de sujeto colectivo:

1.1.6. Diversidad del objeto histórico
¿En qué piensas cuando hablamos del objeto de la historia?
¿Será lo mismo que hablar del sujeto histórico?
La historia como disciplina social estudia los acontecimientos
hechos por el hombre en un tiempo y espacio
determinados. En este sentido, el sujeto histórico es el
hombre, en tanto que el objeto histórico es ese hecho
o acontecimiento producido por el sujeto. Del amplio
espectro de hechos históricos, el historiador selecciona,
más no lo hace al azar o por capricho, sino por
la importancia y luz que ellos le ofrecerán. Esto es, al
seleccionar, trata de que su hecho histórico cumpla estas características: individualidad
o unicidad, correlación y signifi cado.
Por individualidad o unicidad se entiende que todo hecho es único e irrepetible,
puede haber semejanza, pero no igualdad; la correlación es que todo
hecho guarda relación con otro por medio del cual se puede construir una explicación;
y el signifi cado es la importancia que ofrece en la reconstrucción y
comprensión del pasado.
La subjetividad y objetividad histórica
¿Qué hacer si mis conclusiones son opuestas a mi pensamiento y forma de ser?
¿Qué hacer con mi ideología? (Estas son sólo algunas de las preguntas que todo
científi co se hace al realizar su actividad). Además, se pueden ver los objetos tal
y como son, o también nuestro contexto e intencionalidad puede deformarlos.
Esta es una de las discusiones más añejas de la ciencia: la objetividad y la subjetividad.
De forma sencilla, la primera es tratar de captar al objeto tal y como
es, aún sabiendo que se es sujeto. La subjetividad es cuando ideología, valores
o intereses afectan al estudiar el objeto. El historiador al trabajar con humanos,
obviamente, no puede quedar al margen de lo objetivo y subjetivo.

Al abordar el pasado, el historiador debe seleccionar y ordenar los hechos ocurridos
(a la luz del presente) con criterios de validez objetiva en su reconstrucción
e interpretación. Se parte del hecho de que procede en su actividad con
toda la objetividad posible; no obstante, en más de una ocasión la objetividad
le lleva a falsas interpretaciones o manejos intencionales de la historia (subjetividad).
Historia Universal, Nacional, Regional y Local
Así como se establecen arcos o periodos temporales en el estudio del pasado
humano, se han establecido criterios para aproximarse a los eventos de los pueblos.
Uno de esos ellos se encuentra ligado al espacio (cuestiones geopolíticas
e identidad), que ha dado por resultado hablar de lo universal, nacional, regional
y local.
Actividades:
• Investiga en Encarta o algún texto de historia, los conceptos de Universal,
Nacional, Regional y Local.
La historia universal se caracteriza por haberse dividido en cuatro etapas: antigua,
medieval, moderna y contemporánea. Este tipo de historia atendía procesos
globales y estadísticos que llegaron a despersonalizar la historia, como experiencia
vivida por actores sociales específi cos, por lo que entró en un proceso
de reconsideración y detrimento por enfoques metodológicos como lo regional
y local.
Actividades:
• Investiga en Internet, una biblioteca o centro de servicios EMSAD un ejemplo
de obra histórica con característica de universal.
La historia nacional suele darse para el territorio de un pueblo, de una nación.
Generalmente produce cohesión e identidad entre grupos o minorías, permite
la diferenciación con respecto a los otros y lo valioso de un pasado común.
Aunque también, como en el caso de la mexicana, si se tiene una historia nacional
“ofi cial”, suele ser manipulada por el grupo de poder para legitimarse y se
maneja como instrumento ideológico que justifi ca la estructura de dominación
imperante.
Actividades:
• Investiga en Internet, en una biblioteca o centro de servicios EMSAD dos
ejemplos de obras históricas con característica de nacional.
La historia regional recupera y fortalece la identidad cultural y la conciencia
nacional. En ésta se destacan eventos regionales, sin perder de vista su encuadre
nacional. Para Arturo Taracena “el punto de partida de los historiadores
regionales debe ser el análisis del espacio y el tiempo desde la actividad social
producida por los humanos que los habitan y hacen posibles. Tal actividad se
traduce por actos identitarios y procesos económicos y políticos, pues la región
en sí es una construcción social en la historia y no un determinismo de origen
geográfi co o administrativo”. 12Esto signifi ca que cuando escuches hablar de
historia regional, no quiere decir que se refi era sólo a la cuestión geográfi ca
sino que incluye lo político, lo simbólico (se habla de santuarios regionales y
devocionales, por ejemplo), lo cultural o social.
12Taracena Arriola Arturo.“Región e Historia”, en Desacatos, Revista de Antropología Social. N° 1, Revista
semestral, CIESAS, Primavera 1999, pp. 28-35.
Actividades:
• Investiga en Internet o en una biblioteca, dos ejemplos de obras históricas con
características regionales.
Por historia local vamos a entender aquello que Luis González y González
llamara microhistoria o historia del terruño. Es la historia de la comunidad, que
son las células de todo el ámbito social. El terruño, la comunidad, lo local, es
aquel espacio que, parafraseando a Miguel de Unamuno; se le puede abarcar
de una mirada, [la] población corta y rústica, mutuo conocimiento y parentesco
entre pobladores, fi jación afectiva al paisaje propio […] el terruño, también llamado
mi tierra, el municipio, la parroquia y el pueblo. A diferencia de la historia
universal y nacional, la microhistoria no está poblada de gente “importante”,
sino de actores de la vida menuda.
Actividades:
• Investiga en una biblioteca, un ejemplo de obra histórica con característica
de local.
Historia Cultural, Económica, Política, Demográfi ca, de la Vida Cotidiana y
Oral.
Además de los tipos de historia ya señalados, existen otras que abordan lo que
el ser humano realiza. Entre ellas se encuentra la historia social, la cultural, económica,
política, demográfi ca, de la vida cotidiana, oral, entre otras. Tratemos
de hacer esto más digerible. Posiblemente has escuchado que alguien se recibió
de médico general, pero que después realizó estudios de especialización, pues
bien, algo semejante pasa con el historiador. Esto es, la historia es una ciencia
totalizadora, pero para que su visión no resulte ser tan generalizante y, sobretodo,
por el descubrimiento y perfeccionamiento de otras metodologías para
abordar su objeto de estudio, se ha ido parcializando y especializando la práctica
del historiador. Veamos brevemente qué son estas nuevas tendencias.
Actividades:
• En equipos de 3 a 5 integrantes, investiguen los conceptos: Cultura, Economía,
Política, Demografía, Vida Cotidiana y Oral. Una vez que los tengan completen
el siguiente cuadro. Al término, cada equipo recolecte imágenes alusivas a un
tipo de historia y en sesión grupal explíquenlos.

1.2. CATEGORÍAS AUXILIARES EN EL ESTUDIO
DE LA HISTORIA
Objetivo Temático: Conocerás las principales categorías auxiliares de la historia que te permitirán
investigar y desarrollar trabajos históricos, para analizar procesos sociales e históricos
pasados y actuales.
¿Recuerdas que en páginas anteriores hablamos de la historia como un conocimiento
creado a partir de la realidad? También mencionamos que el historiador
era como ese “jugador” de rompecabezas que cuidadosamente arma, explica y
analiza el pasado humano. Ahora bien, para poder realizar esta compleja y fascinante
tarea requiere de categorías auxiliares que le sirven como herramientas
metodológicas, tales son: el tiempo, el espacio, los cambios y las continuidades.
1.2.1. Temporalidad. Larga, media y corta duración
¿Qué es el tiempo? Esta es una de las grandes preguntas que se hiciera el teólogo
San Agustín. Nuestra pregunta, más que ponernos a fi losofar, busca poder
defi nirlo de tal forma que tú y nosotros sepamos de lo que hablamos. El tiempo,
ese transcurrir imparable en que el hombre habita, vive, disfruta y se lamenta;
ese transcurrir al que para efectos de comodidad se le han establecido arcos,
clasifi caciones, cortes, unidades de medida, etc.
Actividades:
• Realiza la siguiente lectura, subraya las ideas principales y posteriormente en
pares realicen un mapa conceptual. Al término, expongan en asesoría grupal
sus conclusiones.
A decir de Romano, Fernand Braudel inventó tiempos en la historia. En verdad,
todos los historiadores manejan la categoría tiempo (y espacio). Sin tiempo,no
existe ninguna historia. Pero Braudel se plantea en el mismo tiempo de partida
el verdadero problema: ¿Cuál tiempo? Y ¿existe un solo tiempo o se debe hablar
de tiempos en plural? De esta pregunta surge una respuesta extremadamente
importante: es imposible utilizar el mismo tiempo para estudiar fenómenos diversos.
Existe un tiempo para estudiar fenómenos de larga y larguísima duración
(clima, historia de los ríos, desiertos), otro de duración media (movimientos
monetarios, de precios, de corrientes comerciales, de ciclos de producción…)
y fi nalmente un último de duración breve (una batalla, un tratado de paz, una
declaración de guerra…).
En relación a la temporalidad, se tienen tres tipos de fenómenos:
a. Fenómenos de corta duración. Son los acontecimientos que se dan en un
momento, en horas, en días, en semanas, en meses y hasta en años. Ejemplo: la
muerte de un personaje, una batalla o una guerra, la sublevación de un pueblo,
etc.
b. Fenómenos de duración media. Son más amplios que los acontecimientos.
Ejemplos: etapas que combinan decadencia por un lado y fl orecimiento por el
otro.
c. Fenómenos de larga duración. Implica una periodización más amplia y son
más importantes. Ejemplo: procesos de desplazamiento de una población rural
a la ciudad. La larga duración es un vínculo del pasado con el presente.13
II. Para concluir este tema, escribe tres ejemplos de acontecimientos de tu vida
cotidiana en los cuales plasmes los tres tiempos que menciona Braudel.
1.Corta duración:
2.Media duración:
3.Larga duración:
13 Ruggiero Romano. Braudel y nosotros. Refl exiones sobre la cultura histórica de nuestro tiempo.México,
Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 46.
1.2.2. Continuidad y cambio
Pensemos en estos términos. Ahora mismo eres un joven o un adulto que vive -o
sobrevive- en un tiempo específi co, que quizá tenga mucho o nada de parecido
al anterior y al posterior. Es muy probable que compartas rasgos en tu forma de
ser con tus padres, y habrá otros en que no. Como bien lo señala el proverbio
árabe: “Los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres”. Esto es así
porque, como claramente lo ha dicho Marc Bloch, el tiempo verdadero de la
historia y del hombre es, por su propia naturaleza, cambio y continuidad.
Actividades:
• Anota en las columnas, por lo menos dos cambios y dos continuidades que
notes en los siguientes sujetos históricos.
Actividades:
• Explica con tus propias palabras el siguiente texto
Ciertamente, hoy no creemos que, como escribía Maquiavelo y como pensaban Hume
o Bonald, en el tiempo haya “por lo menos, algo inmutable: el hombre”. Hemos aprendido
que también el hombre ha cambiado mucho: en su espíritu y, sin duda, hasta en los
más delicados mecanismos de su cuerpo. ¿Cómo había de ser de otro modo? Su atmósfera
mental se ha transformado profundamente, y no menos su higiene, su alimentación.
Pero, a pesar de todo, es menester que exista en la naturaleza humana y en las sociedades
humanas un fondo permanente, sin el cual a las palabras “hombre y sociedad” no
querrían decir nada. ¿Creeremos, pues, comprender a los hombres si sólo los estudiamos
en sus reacciones frente a las circunstancias particulares de su momento?14
• Con base en el texto, responde las preguntas:
1. ¿Qué conceptos se encuentran en la lectura de Bloch?
2. ¿Cómo conciben al hombre Maquiavelo, Hume y Bonald? ¿Así lo concibe
Bloch?
3.Para el autor, ¿qué es menester exista en la naturaleza humana y las sociedades?
14 Bloch Marc, Introducción a la Historia. 2ª ed. México, Breviarios, 1957, p. 37
1.2.3. Especialidad
¿Eres defeño?, ¿jarocho?, ¿michoacano?, ¿zacatecano?, ¿yucateco?, ¿tamaulipeco?,
¿mexiquense?, ¿A qué crees que se deba la pregunta? ¡Claro, al espacio en
que vives! Tú, yo, nosotros, así como tenemos un tiempo determinado, también
tenemos un espacio, a pesar de que constantemente andemos de un lugar a
otro. El espacio en la actividad histórica como categoría es muy importante,
pues le permite al historiador explicar de qué sujeto está hablando. El espacio,
así como el tiempo, los cambios y las continuidades, generan en los humanos
identidades y eso se proyecta en su actuar. No es lo mismo hablar de Zapata
que de Madero, no sólo por el grupo al que pertenecían, sino por el espacio al
que se vinculaban.

38
Por espacio entenderemos el escenario natural, transformado o inventado por el
ser humano. No hay pueblos ni personas que no estén vinculados a un espacio;
incluso la historia muestra muchos pueblos que han luchado por su territorio,
por ejemplo, verás en el siguiente curso de Historia de México II cómo los pueblos
yaquis, mayas y totonacos defendieron durante el Porfi riato -aún con su
propia sangre- ese espacio natural y simbólico que habitaron, se apropiaron y
dieron signifi cado, convirtiéndolo en su territorio.
En el caso de la historia, el espacio ha signifi cado la geografía. Sólo que hay que
tener cuidado en no hablar de la geografía como un determinismo en el hombre,
pues aunque aún se debate si el “medio geográfi co determina al hombre” o
es “el hombre quien determina al medio geográfi co”, lo cierto es que existe una
fuerte interacción e infl uencia dialéctica entre el ser histórico y su espacio.

Sánchez 15
La persona que más quiero en el mundo, aparte de mi madre,
es mi abuelo. Es un señor viejito, muy viejito, que siempre
me dice lo mucho que me quiere, esto me hace muy
feliz, pero también que me cuente, en sus largos ratos de
inspiración, muchas historias. Todos los días cuando yo llego
del colegio corro a verlo, le platico todo lo que me enseñaron
y parece que se emociona conmigo por lo que aprendo. Esta
vez le platiqué de la clase que tuvimos con la maestra. Le
comenté que estuvimos viendo el tema de Ilustración y Liberalismo.
Supongo que mi relato, le recordó algo porque, en
ese momento de la plática, mi abuelo me dijo: -Ya que hablas
de eso, te voy a contar una historia, bueno, algunas. Y empezó de esta manera:
-“Hace muchos años, pero muchos, en el siglo XVIII, para ser exacto, personas como
tú y yo vivían mal, demasiado mal. No tenían educación, por lo tanto, no sabían leer y
menos escribir. Vivían sin higiene y por eso se morían de enfermedades desagradables.
Trabajaban para una sola persona que era el rey, quien obviamente estaba muy bien,
con fiestas en palacio y grandes banquetes, mientras muchas personas estaban mal nutridas.
Al mismo tiempo, la gente del pueblo vivía engañada con supersticiones y cosas
que la Iglesia decía”.
-Abuelo, ¿la iglesia engañaba?, ¿cómo?
-¡Sí! Antes mi´jito, los hombres no podían estar en contra de
estas ideas porque los castigaban, e incluso los mataban para
que así le tuvieran respeto a esta institución y al rey. El pueblo
era engañado, les hacían creer que con su sacrificio y pobreza
durante la vida, se ganarían el reino de los cielos. ¡Charlatanería!
Sólo les servía para justificar la explotación que la iglesia y
el rey hacían del pueblo. Perdona que me enoje, pero la verdad
es que la ignorancia propicia que se propasen con la fe y esperanza
de las personas. Supongo que tu profesora de historia te
lo había mencionado.
-Es cierto, tienes razón, ya lo había dicho, creo que no lo consideré importante. Pero
ahora que lo dices, la verdad qué triste que eso pasara y aún continúe sucediendo,
¿verdad?
Nada más alcanzó a decirme que sí, porque en ese momento mi mamá interrumpió con
ese grito que alborota el chillido de las tripas: “¡Vengan a comer!”. Mi abuelo se paró
de su sillón, en el que no sé por qué pero nunca permite que yo me siente. Tendrá sus
razones y las respeto. Por mi parte, me paré del piso. ¡Qué desagradable, ni modo, así
es la vida, pero bien vale la pena se me duerman las nachas si escucho la sabiduría de
mi abuelo! Los dos caminamos hacia el comedor, pasamos a lavarnos las manos, compartiendo
una mirada y una sonrisa. Una vez ahí, nos esperaba servida una deliciosa
comida, hecha con las manos benditas de esa señora, mi madre. Cuando consumíamos
los alimentos, estuvimos conversando de manera dispersa sobre la situación política actual,
el alza de precios, las terribles guerras, pero también la maravillosa oportunidad que
cada día tiene el hombre de ser feliz. Al terminar la comida, le dije a mi abuelo -Anda,
abuelo, sígueme platicando ¿si?-.
Mamá volteó a vernos, supongo que se ha dado cuenta como el
abuelo me maravilla con su conversación. Noto que a ella le encanta
saber que, pese a las distancias de edad entre mi abuelo y yo, podemos
estar horas y horas compartiendo sentimientos, pensamientos
y apreciaciones acerca de algún tema, por supuesto que también
suele regañarme y mostrarme mis errores y, aunque no me guste,
reconozco muchas veces que tiene razón. Caminamos de nuevo hacia
su sillón, se sentó. Mamá nos llevó café y el abuelo inspirado con
el sabor y el rico aroma de esta bebida, retomó la historia.
-“Pues bien, te decía sobre la Iglesia. Algunos hombres empezaron a preguntarse el
por qué de todas las cosas, por ejemplo: ¿por qué el rey tiene todo el poder, tanto que
le es absoluto?, ¿quién se lo dio?, ¿qué poder ocupa la iglesia?, etc. Muchos de esos
hombres nacieron en Francia, casi todos, se les llamó Ilustrados.
No te contaré de todos, sólo de dos, son de los que más me
acuerdo. Uno de ellos se llamaba Charles de Secondat, barón
de Montesquieu y el otro Juan Jacobo Rousseau. Montesquieu
era tan viejo como yo, nació en 1689 y murió en 1755, escribió
un libro muy importante que llamó “El espíritu de las leyes”.
En este libro perfeccionó los conceptos de un filósofo llamado
John Locke, de quien retomó la idea de dividir y equilibrar el
poder absoluto que hasta entonces tenían los gobernantes. De
tal manera que Montesquieu habló en su obra sobre la división
de poderes, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial”.
Yo estaba muy interesado en el tema y me hubiera gustado que continuara, pero como
ya es muy viejito, mi abuelo tenía que dormir, así que mientras él descansaba en su sillón,
tapé sus piernas con una colcha que mi madre tejió para él. Al
día siguiente, después de volver de la escuela y comer, me siguió
platicando.
-“Mmm, hoy toca que te platique de Rousseau, quien nació en
1712 y murió en 1778. Escribió varias obras, pero una de mis preferidas
por su contenido es el “Contrato social”, en el cual decía
que el hombre se encontraba solo, en contacto con la naturaleza,
por lo que por naturaleza era libre y bueno, pero al relacionarse
con la sociedad, se corrompía para sobrevivir y obtener poder.
Hubo quien pensó que el hombre debía retornar a su estado primitivo
pero este filósofo ilustrado más bien creía que debía celebrar
un pacto o convenio con el Estado. Además de esto, observó que
en la sociedad, el hombre daba prioridad al poseer y había olvidado el ser. Oye hijo,
fíjate que ayer noté en tu mirada interés por el tema, por lo
que hoy mientras estabas en el colegio, pensé, pensé y recordé
a otros ilustrados. Había olvidado decirte lo importante que
fue la labor de Diderot y D’Alambert, a quienes también se les
llama enciclopedistas porque se dieron a la tarea de recopilar
todos los conocimientos, para trasladarlos a una obra llamada
“Enciclopedia”. Ahora, cuando tienes una tarea, es más fácil
cuando la consultas pero a ellos esta actividad de búsqueda y
recopilación les llevó más de veinte años. ¡Te imaginas chico
que desde ahora dedicaras gran parte de tu tiempo en una
actividad así! El que estos hombres reunieran tanta cantidad
de conocimientos, llevó a la humanidad a que cambiara su
forma de pensar en muchos aspectos y hasta empezaron a tener
educación. De hecho, a todo lo que te platiqué, en la historia y
la filosofía se le ha llamado Ilustración y al siglo XVIII -en el que
ocurrió este movimiento- le dicen “Siglo de las Luces”. Para no
aburrirte y terminar con este relato, te digo que la ilustración se
ha entendido como un movimiento intelectual y político muy
importante en el desarrollo de la humanidad. ¿Qué te pareció
este movimiento?
-¡Muy bonito e interesante! Ahora ya entiendo más el tema de la
Ilustración. Abuelo, ¿y a ti quien te contó todo eso?
-“Nadie, yo con mis lecturas fui aprendiendo. La verdad es que a propósito de que lo
preguntas, creo que ya es tiempo que tú hagas las tuyas y le dediques menos tiempo a
la televisión. No niego que puede enseñarte cosas, pero mi querido muchacho no tienes
idea de cómo el leer permite que tu imaginación vuele. Vaya a tal grado que ni esos señores
de las películas pueden llevarte”.
-¡Ah, te refieres a los de Hollywood!
-“Ándale, a ellos. En mis tiempos, además no
había nadie que me enseñara, como tu maestra
veo que lo hace y pa´ mi mala suerte no hubo
quien me platicara como yo lo hago contigo”.
- Entonces, no cabe duda que soy muy afortunado.
Pero, ¿por qué tú no?
-“Pues, porque nunca fui completamente a la escuela, mis papás me ponían a trabajar
en lugar de ir a la escuela. Por eso, tú que estudias, aprovéchalo mucho y mientras yo
sigua vivo, te voy a seguir contando historias, como la que te voy a platicar en seguida.
La influencia de los ilustrados fue tal, que después de ellos se comenzó a hablar con más
énfasis de la libertad, a fines del siglo XVIII y en el siglo XIX, sobretodo. A esta defensa
de la libertad, en el campo político y después económico, es a lo que se le llamó Liberalismo.
Hay quienes han dividido esta doctrina en dos momentos: el individualismo
y el estatalismo. Al primero se le nombra así porque se considera al individuo más importante
que la sociedad, se hablan de sus derechos naturales, ¿recuerdas a Rousseau,
verdad? El estatalismo estuvo caracterizado porque El Estado cobra importancia y como
es obvio, el individualismo entra en crisis. Mira, qué te parece si vas a jugar o a hacer tu
tarea, necesito descansar un poco, me siento mal y fatigado”.
-¿Qué tienes abuelo?
-“Nada importante hijo, nada más siento que con tantas
cosas que estuve buscando en mi memoria enmohecida me
dolió la cabeza”. Eso de pensar tanto a mi edad, es tan hermoso
recordar y enseñar, pero me he cansado chiquillo.
-¿Quieres que le avise a mi mamá, abuelo?
-¡No! Voy a dormir un rato, sólo es cansancio. Me recupero
y te sigo platicando lo que el hombre ha hecho, nosotros
heredamos o seguimos perfeccionando, o a veces destruimos.
Está bien abuelo, seguimos después. Lo tapé, le di un beso
en la frente y lo dejé descansar todo el resto del día.
-Al día siguiente, llegué a mi casa, después de la escuela. No se escuchaba ningún ruido,
fui a la cocina a ver a mi mamá, no estaba. Corrí a la recámara de mi abuelo, lo encontré
acostado. Mi mamá estaba sentada al costado de la cama, lloraba. Mi abuelo ya no
despertó de su gran descanso, murió. Yo, al igual que ella, lloré mucho, antes y después
de su entierro. En la noche, desconsolado, fui a la cama con la única esperanza de volver
al colegio y aprovechar mi estancia en él, tal y como lo sugirió mi querido abuelo. No
me di cuenta que pronto me quedé profundamente dormido. Tuve un sueño que nunca
podré olvidar. Mi abuelo vino a despedirse, me dio un beso en la frente y me dijo: “¡Te
toca continuar y terminar las historias!”.

Historiografía Mexicana en Oaxtepec, Morelos, 1988, pp. 23-44.

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